Casa Al Totilimundi
Escuela de Música Esteban Rasquin
Historia
La casa All totilimundi fue la casa
de Don Juan Bautista Carrillo
Guerra, hijo de Don Juan y Doña
Guadalupe son personas pobres, aunque sus respectivos ascendientes, Don José
Tomás Carrillo y Don José Antonio Guerra fueron en su momento connotados
activistas del movimiento emancipador‑ por los días gloriosos de 1810 y 1811.
Aquella gallarda actividad les ocasionó persecuciones y pérdidas de sus bienes
al triunfar la reacción encabezada por Monteverde y cuando el año 14 los, realistas
impusieron de nuevo a Venezuela la dominación monárquica de Fernando VII. El
niño Carrillo Guerra, que debía llevar el nombre de su padre, nace y crece,
pues, en un ambiente de estrechez que apenas podían atender el progenitor con
su trabajo honesto y la madre con la labor hogareña y los cuidados solícitos
que, como por obra de milagro, hacían posible que la vida familiar
transcurriera con sosiego y para satisfacción de las necesidades fundamentales
de la vida.
Un comerciante catalán establecido en la ciudad desde 1831, Don Pedro Póu fundó el primer negocio de importación de víveres, útiles de la labranza y otras mercancías. Don Pedro, amigo de la familia Carrillo Guerra, empleó como dependiente al joven Juan Bautista y lo entrenó en el complejo ejercicio de la actividad comercial. Durante largos años el joven Carrillo Guerra trabajó bajo la dirección de Don Pedro Póu y al pasar a ser el establecimiento propiedad de Don Bartolo Braschi, acaudalado hombre de negocios que visitó a Trujillo y se prendió del ambiente local, decidiendo instalar ahí su residencia, Carrillo Guerra continuó prestando sus servicios tanto con Don Bartolo como con su sucesor Don Antonio Braschi. La conducta irreprochable de Carrillo Guerra, su habilidad e inteligencia para manejar los asuntos mercantiles, su constante afán de superación y su abnegada dedicación a sus padres y hermanos, le ganaron el aprecio general y lo pusieron en camino de independizarse económicamente y fundar su propia empresa mercantil. Don Antonio Braschi quien sentía por Carrillo Guerra un afecto entrañable, fue el primero en estimularlo en su iniciativa, proporcionándole con el antiguo patrón don Pedro Póu las más amplias y encomiásticas recomendaciones para el alto comercio de Maracaibo. Los comerciantes marabinos, plenamente confiados en las referencias de Braschi y Póu, ofreciéndole el crédito y ayuda requeridos y propiciaron así la realización de los propósitos del joven trujillano. En 1855, abrió sus puertas el flamante establecimiento que debía cobrar gran popularidad bajo el nombre de "Al Tótilimundi" fiel reflejo del espíritu amplio y receptivo del fundador, aún muy joven, pero ya dotado de una definida personalidad de hombre con vocación de servicio .
En medio de la penuria de la Provincia de Trujillo en las primeras décadas de la Segunda República, el pueblo trujillano contaba con un inapreciable tesoro: el de sus hombres y mujeres. A la ciudad y a los lugares circunvecinos tornaba la mano de obra que penosamente restauraba las labores agrícolas y la confianza en el esfuerzo como única salida hacia el futuro. Por las calles de la vieja ciudad paseaba su ilustre humanidad el General Cruz Carrillo y congregaba a la juventud para contarle episodios de la lucha emancipadora. Entre los jóvenes que escuchaban al héroe y le hacían respetuosas preguntas se contaba Carrillo Guerra. Instalado en su negocio y ya próspero Don Juan, como afectuosamente le llamaban sus conterráneos, recibía las frecuentes visitas de los próceres sobrevivientes y socorría con una pensión al soldado Valbuena quien hizo la Campaña del Sur que culminó en la gloriosa gesta continental de Ayacucho. El soldado Valbuena, residenciado en la Calle Arriba, en humildísima vivienda, también relataba a los jóvenes los incidentes de la campaña y pormenorizaba la aciaga sublevación en que pereció el General José María Córdoba al ser sitiado por los destacamentos al mando del General Daniel O'Leary, encargado de reducir su infortunada rebeldía. A esas tertulias con los próceres asistían adultos y adolescentes como Juan Francisco Martínez, sus hijos Francisco de Paula y José Félix, Francisco Vásquez, Ramón Briceño Vásquez y su hermano Carlos Manuel, Juan Nepomuceno Urdaneta y Elías Urdaneta, el joven médico Diego Bustillos y su hermano Juan Pablo, José Emigdio González y su hijo Rafael y muchos, muchos más trujillanos que luego debían de desempeñar importantes papeles en las áreas de la ciencia, de la literatura, del foro, del magisterio, de la actividad militar y política y, en general de todos los servicios públicos y privados .
"Al Totilimundi" se convierte en un polo de atracción y de irradiación de ideas progresistas, de iniciativas culturales, de información a todos los niveles ‑local, nacional y aun mundial‑ porque junto con los víveres importados, los útiles de labranza, los instrumentos necesarios a la labor de artesanos y obreros, al flamante establecimiento llegan libros, periódicos y revistas de la más diversa índole provenientes de ambos mundos ‑y sobretodo acuden los viajeros ‑algunos de ilustre prosapia, sucesores de Humboldt en sus afanes de investigación científica‑, y se intercambian opiniones sobre todos los temas que mueven la inquietud y la inteligencia de los hombres de la época en los cuatro puntos cardinales, hasta el punto de que el sabio Arístides Rojas escribe calificando al dinámico trujillano como "el Mecenas de las letras trujillanas".
Un comerciante catalán establecido en la ciudad desde 1831, Don Pedro Póu fundó el primer negocio de importación de víveres, útiles de la labranza y otras mercancías. Don Pedro, amigo de la familia Carrillo Guerra, empleó como dependiente al joven Juan Bautista y lo entrenó en el complejo ejercicio de la actividad comercial. Durante largos años el joven Carrillo Guerra trabajó bajo la dirección de Don Pedro Póu y al pasar a ser el establecimiento propiedad de Don Bartolo Braschi, acaudalado hombre de negocios que visitó a Trujillo y se prendió del ambiente local, decidiendo instalar ahí su residencia, Carrillo Guerra continuó prestando sus servicios tanto con Don Bartolo como con su sucesor Don Antonio Braschi. La conducta irreprochable de Carrillo Guerra, su habilidad e inteligencia para manejar los asuntos mercantiles, su constante afán de superación y su abnegada dedicación a sus padres y hermanos, le ganaron el aprecio general y lo pusieron en camino de independizarse económicamente y fundar su propia empresa mercantil. Don Antonio Braschi quien sentía por Carrillo Guerra un afecto entrañable, fue el primero en estimularlo en su iniciativa, proporcionándole con el antiguo patrón don Pedro Póu las más amplias y encomiásticas recomendaciones para el alto comercio de Maracaibo. Los comerciantes marabinos, plenamente confiados en las referencias de Braschi y Póu, ofreciéndole el crédito y ayuda requeridos y propiciaron así la realización de los propósitos del joven trujillano. En 1855, abrió sus puertas el flamante establecimiento que debía cobrar gran popularidad bajo el nombre de "Al Tótilimundi" fiel reflejo del espíritu amplio y receptivo del fundador, aún muy joven, pero ya dotado de una definida personalidad de hombre con vocación de servicio .
En medio de la penuria de la Provincia de Trujillo en las primeras décadas de la Segunda República, el pueblo trujillano contaba con un inapreciable tesoro: el de sus hombres y mujeres. A la ciudad y a los lugares circunvecinos tornaba la mano de obra que penosamente restauraba las labores agrícolas y la confianza en el esfuerzo como única salida hacia el futuro. Por las calles de la vieja ciudad paseaba su ilustre humanidad el General Cruz Carrillo y congregaba a la juventud para contarle episodios de la lucha emancipadora. Entre los jóvenes que escuchaban al héroe y le hacían respetuosas preguntas se contaba Carrillo Guerra. Instalado en su negocio y ya próspero Don Juan, como afectuosamente le llamaban sus conterráneos, recibía las frecuentes visitas de los próceres sobrevivientes y socorría con una pensión al soldado Valbuena quien hizo la Campaña del Sur que culminó en la gloriosa gesta continental de Ayacucho. El soldado Valbuena, residenciado en la Calle Arriba, en humildísima vivienda, también relataba a los jóvenes los incidentes de la campaña y pormenorizaba la aciaga sublevación en que pereció el General José María Córdoba al ser sitiado por los destacamentos al mando del General Daniel O'Leary, encargado de reducir su infortunada rebeldía. A esas tertulias con los próceres asistían adultos y adolescentes como Juan Francisco Martínez, sus hijos Francisco de Paula y José Félix, Francisco Vásquez, Ramón Briceño Vásquez y su hermano Carlos Manuel, Juan Nepomuceno Urdaneta y Elías Urdaneta, el joven médico Diego Bustillos y su hermano Juan Pablo, José Emigdio González y su hijo Rafael y muchos, muchos más trujillanos que luego debían de desempeñar importantes papeles en las áreas de la ciencia, de la literatura, del foro, del magisterio, de la actividad militar y política y, en general de todos los servicios públicos y privados .
"Al Totilimundi" se convierte en un polo de atracción y de irradiación de ideas progresistas, de iniciativas culturales, de información a todos los niveles ‑local, nacional y aun mundial‑ porque junto con los víveres importados, los útiles de labranza, los instrumentos necesarios a la labor de artesanos y obreros, al flamante establecimiento llegan libros, periódicos y revistas de la más diversa índole provenientes de ambos mundos ‑y sobretodo acuden los viajeros ‑algunos de ilustre prosapia, sucesores de Humboldt en sus afanes de investigación científica‑, y se intercambian opiniones sobre todos los temas que mueven la inquietud y la inteligencia de los hombres de la época en los cuatro puntos cardinales, hasta el punto de que el sabio Arístides Rojas escribe calificando al dinámico trujillano como "el Mecenas de las letras trujillanas".
En
efecto, circula una hoja pública en la que Don Juan Bautista Carrillo Guerra
anuncia a los trujillanos: "Después de mil dificultades anexas a esta
clase de empresas y, contando con la cooperación de algunos ciudadanos, he
logrado mi objeto. Está, pues, la imprenta de Trujillo en disposición de
funcionar. Abrigo profundas esperanzas de que este establecimiento, llamado por
su naturaleza a producir grandes beneficios al país, ha de servir para
dilucidar principios útiles a la sociedad, para promover el desarrollo y
progreso de las industrias, para hacer conocer el Estado en el exterior y para
propagar, en fin, toda doctrina, toda idea que lleve en pos de sí una mejora
material o intelectual. Por más que la imprenta sea hoy, por nuestras
instituciones, tan libre como el pensamiento a que sirve de vehículo, no debe
abusarse de ella. Que nunca, en ningún caso, sirva ella entre nosotros para
engendrar odios y rencores: que no traspase jamás con planta impura y atrevida
el umbral del santuario doméstico: que no se convierta, en fin, en un poste de
difamación en que se exponga al ciudadano a la vergüenza, porque entonces,
lejos de ser un elemento de civilización y de progreso, lo será sólo de
barbarie".
Arquitectura de la Casa Al Totilimundi
FACHADA
Las fachadas las caracteriza grandes ventanas enrejadas sobre unas
repisas en volado.
PUERTAS
Puerta de la Casa Al Totilimundi (2015)
Las puertas eran de los elementos que más llamaban la atención debido a
que en ellos se ponía el mayor empeño decorativo. Las puertas o portales eran
de diferentes formas, en ellas se colocaba generalmente el escudo de la familia
que habitaba dicha vivienda.
VENTANAS
Las ventanas poseen rejas que sobresalen sobre unas repisas.
Dichas rejas se realizaban en diversos materiales como la madera y el hierro.
COLUMNAS
Las columnas toscanas fueron las más usadas como soportes de techo y los
dinteles, se caracterizaron por ser un tipo de arquitectura menos costosa.
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